Una enorme hoja del tamaño de un humano ha estado en exhibición en el Instituto Nacional de Investigaciones Amazónicas (INPA) en Manaos, Brasil, durante décadas, convirtiéndose en una especie de atracción local. Sin embargo, la identidad completa del árbol al que pertenece sigue siendo un misterio, hasta ahora.
Más de 35 años después de haber sido visto por primera vez, los investigadores han descrito Coccoloba gigantifolia, una especie de árbol de la Amazonía brasileña. Lo que hace que el árbol sea especial es que tiene hojas gigantes que pueden alcanzar hasta 2,5 metros (8 pies) de largo. Sí, has leído bien.
Aunque C. gigantifolia ha sido conocida por el público y la comunidad científica durante mucho tiempo, se ha retrasado su descripción formal y darle un nombre oficial, durante mucho tiempo. Sin embargo, eso fue fundamental para evaluar su estado de conservación y diseñar estrategias adecuadas para protegerlo, según los investigadores.
La especie es extremadamente rara y es probable que tenga poblaciones desarticuladas en un paisaje que cambia rápidamente. Los investigadores han recomendado incluirlo como en peligro de extinción en la Lista Roja de la UICN.
Las hojas de Coccoloba gigantifolia pueden alcanzar hasta 2,5 metros (8 pies) de largo. Crédito de la imagen: Rogerio Gribel
Los investigadores han sabido durante mucho tiempo que el árbol es una especie de Coccoloba, un género de plantas con flores que crecen en los bosques tropicales de las Américas. Botánicos del INPA se encontraron por primera vez con un individuo del desconocido árbol Coccoloba de hojas gigantes en 1982 mientras inspeccionaban la cuenca del río Madeira en la Amazonía brasileña.
Sin embargo, los árboles individuales no tenían flores ni frutos en ese momento, lo que habría sido esencial para describir una especie de planta. Además, sus hojas eran demasiado grandes para deshidratarlas, prensarlas y llevarlas de vuelta al INPA. Sin embargo, los investigadores tomaron notas y fotografías.
En 1993, los botánicos finalmente lograron recolectar dos grandes hojas de un árbol en el estado de Rondônia, que luego enmarcaron para exhibición pública en el INPA.
“La especie se volvió famosa localmente, pero debido a la falta de material reproductivo no pudo ser descrita como una especie nueva para la ciencia”, explicó Rogério Gribel, investigador del INPA.
Coccoloba gigantifolia. Imagen cortesía de Rogério Gribel
Más de una década después, en 2005, los mismos investigadores recolectaron algunas semillas y flores marchitas de un árbol en el Bosque Nacional Jamari. Una vez más, las muestras resultaron insuficientes para describir las especies de plantas. Entonces lo que hicieron fue sembrar las semillas en el campus del INPA, sembrar las plántulas y esperar. Y su paciencia literalmente dio fruto. 13 años después
En 2018, uno de los árboles plantados finalmente floreció y fructificó, proporcionando el material botánico que los científicos necesitaban para describir la nueva especie.
“Estamos muy contentos y orgullosos de que después de un largo período de ‘rastreo’ de una especie tan peculiar y relativamente rara, finalmente hayamos logrado obtener las flores y los frutos que son las estructuras esenciales para describir una nueva especie para la ciencia”, dijo.
Coccoloba gigantifolia. Imagen de Silvestre Silva
Gribel y sus colegas, quienes describieron la especie en un artículo reciente publicado en Acta Amazonica, la llamaron C. gigantifolia en referencia a las hojas gigantes de la planta.
Crece hasta unos 15 metros (49 pies) de altura y sus hojas pueden alcanzar los 2,5 metros (8 pies) de largo. Es probable que sea la hoja más grande conocida entre las plantas dicotiledóneas, un gran grupo de plantas con flores que incluyen girasoles, hibiscos, tomates y rosas.
A diferencia de las plantas monocotiledóneas, las semillas de estas plantas se pueden dividir en dos mitades idénticas, cada una de las cuales forma las dos primeras hojas embrionarias de la plántula, y sus hojas generalmente tienen venas ramificadas.
“Los tramos medio y bajo del río Madeira todavía conservan gran parte de su bosque, pero la deforestación ha crecido rápidamente en estas áreas, especialmente en el noreste de Rondônia y el sur de Amazonas”, dijo Gribel. “La represa Samuel en el río Jamari (y posiblemente las represas Santo Antonio y Jirau en el río Madeira) inundaron decenas de miles de hectáreas de bosques con Coccoloba gigantifolia y pueden haber afectado negativamente a las poblaciones. La pavimentación en curso de la carretera BR319 aumentará la deforestación en toda la región del Medio y Bajo Madeira”.
Con base en estos hallazgos, los autores recomendaron incluir a la especie como en peligro de extinción en la Lista Roja de la UICN.
Los investigadores encontraron Coccoloba gigantifolia en dos lugares cerca del río Madeira y la BR-319: cerca de Manaos en el estado de Amazonas (recuadro A) y Porto Velho en Rondônia (recuadro B). Los datos satelitales de la Universidad de Maryland muestran que estas áreas han experimentado una fuerte deforestación en las últimas dos décadas. Fuente: GLAD/UMD, acceso a través de Global Forest Watch.
Con la descripción formal a la mano, los científicos consideran que la especie es probablemente rara y tiene un alto riesgo de extinción. No se han registrado individuos de C. gigantifolia en ningún otro lugar que no sea la cuenca del río Madeira en los estados brasileños de Amazonas y Rondônia; sin embargo, estas áreas actualmente se ven afectadas por importantes proyectos de infraestructura, como las represas hidroeléctricas mencionadas anteriormente, las carreteras y la agricultura en expansión.
Entonces, ¿alguna vez podremos ver esta especie en otro lugar que no sea en los museos? Supongo que depende de nosotros.